Durante una mañana, me iluminaste con tu Marzo. No morí de dudas, pero dolieron. Y finalmente, fue escuchar tu Abril lo que me dió el golpe mortal.
Ya nunca seré el que imaginé que sería. Y no porque no quiera, solamente porque ya no debo serlo. Yo diré que no te merezco, vos dirás que no sea extremista.
Sin embargo, espero. Alguna vez estaré a la altura de tus colores. Espero que no demasiado tarde.
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Yo confío en Abriles eternos.
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